¡Bebé a bordo!
Claro que sabía que la vida iba a cambiarme. Claro que tenía en cuenta que como mujer tendría que superar las barreras que el mundo (especialmente laboral) nos sigue poniendo a las mujeres . Lo que nunca imaginé es que en cuestión de 10 meses mi vida daría un vuelco inesperado hacia una verdadera conciliación.
Sí, sí, lo que estáis leyendo. Después de unos primeros meses de maternidad muy duros, he conseguido ese ideal llamado conciliación, que en mi propio diccionario de experiencias, podría ser sinónimo de "libertad para criar a mi hijo cómo quiero y cuando quiero" sin tener que renunciar a nada.
Mi puesto de responsabilidad en la empresa en la que trabajaba me obligaba a viajar en numerosas ocasiones, incluso fuera de España. Lo hice con mucho gusto, porque he tenido experiencias increíbles con mi trabajo y me he sentido muy afortunada de poder hacerlo (aunque no estuviera pagado). Cuando tomé la decisión de ser mamá, los miedos empezaron a entrar por la puerta de mi casa, acumulándose en cada rincón de mi familia y especialmente de mi mente: "verás como les diga a mis jefes que estoy embarazada". Tuve más noches sin dormir por este motivo que por el propio insomnio que genera un embarazo.
Efectivamente, no me equivoqué. De hecho, la respuesta del director general fue literalmente: "ostras, menudo bombazo". Aún así, seguí en la misma línea de trabajo, pensando erróneamente que tenía que esforzarme por demostrar algo. ¿Por qué tendemos las mujeres a hacer esto?, ¿no hemos demostrado ya que valemos?
Cuando me incorporé de la baja por maternidad, y después de haberlo meditado (económica y personalmente), notifiqué mi reducción de jornada. Uno de los motivos fundamentales era criar a mi hijo, pero reconozco que inicialmente pesaba mucho la cuestión económica. Lo único que quería era llegar a un acuerdo "flexible y beneficioso para ambos". Si querían que viajara o trabajara puntualmente desde casa, necesitaba que negociáramos mi salario. Básicamente porque, lo que la sociedad no entiende es que reduces horas de trabajo, pero también reduces enormemente tus ingresos.
Sí, hablo de sociedad, porque muchos compañeros (mujeres y hombres) me decían que "qué suerte poder salir antes". PUNTUALICEMOS: sí, tengo suerte de poder hacerlo (muchas mujeres no pueden) y estar con mi hijo, pero no he tomado esta decisión con libertad porque laboralmente ya no tengo el mismo valor. Esto para mí era muy importante, porque la autoestima te juega malas pasadas cuando no reconocen tu trabajo y esfuerzo por el simple hecho de ser mamá.
Cuál fue mi sorpresa (o no tan sorpresa) de tener que escuchar comentarios como: "Tu estabas implicada" (era mi primer día de reducción y hablaban de mí en pasado), "tu eras", "no imaginaba que te cogerías jornada reducida", "no te voy a pagar por hacer más horas". ¡Vaya! resulta que luchar por tu trabajo y dinero incomoda bastante...
Después de unos meses con la autoestima por los suelos, decidí que mis días en esa empresa tenían fecha de caducidad. Dicho y hecho. Tuve la gran suerte de encontrar una oportunidad flexible, conciliadora y más profesional de lo que podía esperar: EMPRENDER. La gente asocia la palabra emprender exclusivamente con el ámbito laboral, pero ahora entiendo su significado en el sentido más amplio de la palabra.
No es un camino fácil, y las noches de trabajo son más de las que quisiera, pero tengo mi recompensa: poder criar como quiero, sin poner barreras a mi futuro profesional. Por supuesto, sin el apoyo de mi familia y mi marido no hubiera sido posible, así que es a ellos a quién les dedico estas palabras.
Especialmente en un día tan importante como es El Día de la Mujer, quería compartir mi historia
(una entre miles similares) sobre la crianza y conciliación, animando a tod@s aquell@s que lean este artículo a no ponerse barreras, ni permitir que la sociedad os las ponga. Sean cuales sean vuestras decisiones sobre vuestra vida, que luchéis porque sean respetadas, porque es la única manera de poder criar a nuestros hijos con respecto y cariño, y la única manera que tendremos las mujeres para cambiar el mundo.
(una entre miles similares) sobre la crianza y conciliación, animando a tod@s aquell@s que lean este artículo a no ponerse barreras, ni permitir que la sociedad os las ponga. Sean cuales sean vuestras decisiones sobre vuestra vida, que luchéis porque sean respetadas, porque es la única manera de poder criar a nuestros hijos con respecto y cariño, y la única manera que tendremos las mujeres para cambiar el mundo.
Rocío Muñoz
Colaboradora en Asociación Entre Nubes.